La planta sagrada del Amazonas.

El majo (Oenocarpus bataua), también conocido como ch´ari, patauá, batauá, patabá, mil pesos, palma de seje, aricagua; ungurahui, sacumama, chapil, colaboca, shimpi, shigua, ingurabe o ungurahui, es una planta originaria de la zona neotropical. Se distribuye en toda la cuenca amazónica y en el bosque montano húmedo desde el norte de Sudamérica incluyendo Ecuador, Colombia, Brasil, Guyanas, Panamá, Perú hasta Bolivia. Se encuentra en bosques tropicales de tierras bajas, bosques húmedos montanos bajos y bosques de galería, entre los 170 y los 1300 msnm, siendo común en áreas inundadas, pantanosas y con drenajes pobres.

Esta gran palmera de tronco solitario y recto puede alcanzar hasta los 30 metros de altura, con hojas compuestas de hasta 11 metros que se disponen en espiral formando un penacho en la parte superior de la palma, y entre 1.000 y 2.000 carnosos frutos drupáceos de color violeta oscuro o negro de aproximadamente 3 cm de tamaño.  Considerada una planta sagrada y utilizada como recurso alimenticio y medicinal por las comunidades amazónicas desde el Holoceno temprano, el majo es una de las palmeras de uso múltiple de mayor importancia tanto para el consumo de subsistencia como para la economía local de varias comunidades. Con propiedades estimulantes, antiinflamatorias, reconstituyentes, antidiarreicas y vermífugas, la medicina tradicional utiliza las raíces, frutos y flores del majo para combatir varias enfermedades como diarrea, jaqueca y otros problemas estomacales y digestivos.

Con sus frutos se elabora la chicha, considerada una bebida ritual, cuya reducción es medicinalmente utilizada por los indígenas contra la disentería. De sus frutos también se obtiene la “leche”, “chapo” o “vino” de majo que consumen tradicionalmente los pobladores amazónicos por su alto valor energético y nutritivo, con un balance de carbohidratos y proteína similar a la leche materna y superior a la leche de soya, por lo que es utilizada para combatir la anemia y para la recuperación de personas convalecientes (la proteína del majo puede ser comparada con la mejor proteína animal y es considerablemente superior a muchas de origen vegetal). La pulpa comestible del fruto es muy nutritiva pues es rica en carbohidratos, proteínas, vitaminas, minerales, fibra y contiene una proteína comparable en calidad a una buena proteína animal y considerablemente superior a la proteína vegetal de granos y legumbres. Diluida en agua, esta pulpa se utiliza tradicionalmente en la preparación de bebidas no alcohólicas, jugos, helados y dulces con alto contenido nutritivo. De la capa externa del mesocarpio de sus frutos se obtiene un aceite utilizado en gastronomía, con un sabor similar al del aceite de oliva pero con un contenido de ácidos grasos no saturados que lo hacen más saludable y de mayor calidad que los aceites de maíz, oliva y soya, siendo también usado con propósitos medicinales como analgésico y para combatir gripes, catarros, bronquitis, asma, tuberculosis y otras enfermedades pulmonares y bronquiales así como dolor de articulaciones y problemas hepáticos.

Su resistente tronco es utilizado como leña y en labores de construcción, para la elaboración de vigas, cercos, horcones y estructura de viviendas y para el tejido de techos junto con hojas, foliolos y fibras entre otras partes de la planta que también son utilizadas en la elaboración de objetos artesanales y la fabricación de cestos y canastos muy resistentes. De la fibra y nervaduras de sus hojas maduras se elaboran cerbatanas, dardos y flechas. Un recurso adicional son las larvas de escarabajos (tuyu-tuyus) que se desarrollan en sus troncos caídos y que son muy apreciados por los pobladores locales por sus propiedades alimenticias y su alto contenido graso.

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