El oro rojo americano.

El achiote (Bixa orellana), también conocido como axiote, achihuiti, achiotl, achi-ol, achut, annato, urucú, yrucú, rocú, rocou, onoto, onote, bija, bia, abujo, acancaguarica, apisiri, atase, auaú, bicha, biza, cacicuto, chancuarica, changerica, cuajachote, huantura, ipak, ipiácu, kachapo, maxe pototsi, ornato, pamuca, potsote, puchoti, shambu o uchuviá, es un arbusto o árbol arbustivo perenne originario de América tropical. Se adapta a una variedad de suelos desde franco-arenosos hasta arcillosos y, aunque crece en suelos de escasa fertilidad natural, prefiere suelos aluviales, bien drenados y con altos contenidos de materia orgánica. Prospera en climas intertropicales cálidos y húmedos (aunque también crece en climas semi-cálidos y templados), en altitudes de entre 100 y 1200 msnm, con temperaturas entre 20ºC y 35ºC, precipitaciones anuales mayores a 1.000 m y un máximo de 3 meses de época seca. No tolera la sombra densa, la sequía o el frío, pero es resistente al fuego, a plagas y enfermedades.

El achiote puede alcanzar de dos a seis metros de altura. Su aspecto es robusto, muy frondoso y de copa baja y extendida. Tiene hojas simples y grandes, de borde liso y color verde pardo con algunas vetas rojizas. Sus flores son hermafroditas, de color blanco o rosado agrupadas en ramilletes. Sus frutos son cápsulas rojas que se presentan en racimos, tienen diversas formas (esférica, ovoide, elipsoidal o cónica), y generalmente están cubiertos de espinas. Al madurar adquieren un color pardo-rojizo oscuro y contienen de 30 a 45 semillas cubiertas por una fina membrana blanquecina debajo de la cual, hay una capa de parénquima acuoso (bixina) que contiene un colorante natural. Con cultivos extendidos por diferentes países tropicales del viejo y el nuevo mundo, actualmente su mayor producción se concentra en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, México, Costa Rica, República Dominicana y Jamaica.

Fue utilizado por diversos pueblos amazónicos desde épocas precolombinas y debe su nombre científico al “descubridor” del río Amazonas: Francisco Orellana, quien observó que los nativos lo utilizaban para pintar sus cuerpos al prepararse para la guerra, como repelente de mosquitos y protector solar, para la decoración de vestidos y la preparación de colorantes de uso alimenticio. El fruto del achiote contiene agua, proteínas, carbohidratos, fibra, pectina, azúcar, almidón, taninos y carotenoides. Las semillas de achiote contienen proteínas, sacarosa, celulosa, aceites esenciales y pigmentos; de estas semillas se extrae un colorante natural que se utiliza como colorante corporal, textil y también para pintura artística aunque su principal uso es en la industria alimentaria como colorante (se usa en todo el mundo para colorear arroz, quesos, refrescos, aceite, mantequilla , guisos y sopas), condimento o especia gracias a que su toxicidad es nula, según la Organización Mundial de la Salud. Entre sus enormes propiedades medicinales, se le atribuyen propiedades afrodisiacas, digestivas, antipiréticas, antiinflamatorias, antisépticas, antitusivas, astringentes, expectorantes, cicatrizantes, emolientes, antibióticas, antiparasitarias, bactericidas, antioxidantes, diuréticas, purgantes, hipoglicemiantes e hipolipemiantes. El achiote es utilizado para controlar vómitos, dolores de cabeza, neuralgias, cuadros de fiebre, asma, bronquitis, hepatitis, conjuntivitis, afecciones estomacales, diarrea, disentería, malaria, problemas renales y de garganta, anginas, afecciones respiratorias, hipertensión, inflamaciones bucales y dérmicas, quemaduras, ampollas, reumatismo y hemorroides.

Considerada una planta multipropósito con potencial para reforestación productiva en zonas degradadas de selva y restauración de suelos pobres (especialmente en sitios donde hubo explotación minera), también es utilizada como barrera rompevientos, barrera contra incendios, cerca viva y como planta ornamental. Su tronco es usado como leña y provee madera apta para construcciones y fabricación de muebles e implementos agrícolas. Su corteza contiene una fibra apropiada para cordelería. Sus flores son aptas para producción melífera y de sus ramas se obtiene una goma que es similar a la goma arábiga.

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