EL LAGARTO
El Caimán Yacaré o Matusha.
El Caimán yacaré (orden: Crocodilia; familia: Alligatoridae), comúnmente conocido en Bolivia como lagarto, también es denominado “yacaré”, en algunas regiones del Pantanal y el Chaco, y “Matusha” en la TCO Tacana I. Se trata de una especie endémica de las regiones subtropicales de Sudamérica, que tiene su hábitat en el área de humedales e inmensos sistemas ribereños que se encuentran distribuidos en Bolivia, Argentina, Brasil y Paraguay. En Bolivia, el lagarto habita en ríos, arroyos, cunetas, lagos y pantanos de los departamentos del Beni, Pando y Santa Cruz, así como en las tierras bajas de Cochabamba y La Paz.
El yacaré es un reptil acuático que puede superar los 2,5 m de longitud. Tiene un hocico alargado y angosto con dientes grandes. La cabeza es triangular, con ojos y mandíbulas proyectadas hacia arriba. El lomo, fuertemente acorazado, presenta un dorso escamoso y cubierto de osteodermos bien marcados, con una coloración variable que va desde el café oscuro hasta el negro, con manchas en los flancos, la cola y la mandíbula inferior. El vientre es amarillento y carece de recubrimiento óseo. Las patas son fuertes y cortas; los dedos de las extremidades posteriores están unidos por una membrana que facilita la natación, aunque la fuerza impulsora proviene en general de la musculosa cola, que representa el 30% de la longitud del cuerpo.
Este animal es considerado un predador oportunista. Su dieta es exclusivamente carnívora, ingiere principalmente peces, anfibios, insectos acuáticos, moluscos y crustáceos, aunque es capaz de cazar otros reptiles, aves y aún mamíferos pequeños en caso de necesidad. Salvo en caso de autodefensa o hambre extrema, no es agresivo hacia el humano.
Históricamente, su aprovechamiento se hizo más intenso con la baja de las poblaciones de otros reptiles como el caimán negro (Melanosuchus niger) y el caimán del chaco (Caiman latirostris), provocando una severa reducción de la especie debido principalmente a la caza ilegal para la industria del cuero y el consumo de su carne, la captura para el tráfico de mascotas y la reducción de su hábitat. Debido a esto, el Caiman yacare fue incluido en el apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), lo que ha implicado la definición de regulaciones para su aprovechamiento y comercio, y la realización de evaluaciones para demostrar que sus poblaciones pueden ser aprovechadas de manera sostenible.
Su comercialización legal en Bolivia está regulada por el Programa de Conservación y Uso Sostenible del Lagarto, que autoriza un cupo anual de cosecha de 50.000 ejemplares, a nivel nacional, y una temporada de caza y comercialización que va de julio a noviembre. Su aprovechamiento constituye una actividad económica importante para pueblos indígenas de la Amazonía, como es el caso del pueblo Tacana que, con el apoyo de Wildlife Conservation Society (WCS), realiza cosechas responsables, completamente legales y basadas en un plan de manejo y aprovechamiento sostenible. Este plan ha sido aprobado por la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas, que le asigna un cupo de 630 lagartos restringido a individuos machos, con un tamaño mínimo de 2 metros, y sitios de aprovechamiento delimitados para no afectar la reproducción de la especie. Asimismo, el aprovechamiento del lagarto contribuye a la protección de los cuerpos de agua y al control de la caza ilegal de la especie.
Con un manejo responsable, este noble animal ofrece muchos beneficios: su cuero es muy apreciado a nivel mundial, su carne es muy rica en proteínas y ácidos grasos omega 3, 6 y 9, con un bajo nivel de calorías y un bajo contenido de colesterol y de grasas saturadas. Sus huesos, cabeza y patas son aprovechados en actividades artesanales.
FOTOGRAFÍA CORTESÍA DE: Mileniusz Spanowicz – Wildlife Conservation Society.