Amable gigante altiplánico.

El cardón (Tricchocereus atacamensis sin. Echinopsis atacamensis), también llamado pasacana, jach’a q’iru (palo inmenso), wanq’ara, kewayo, achuma, cardón de la puna, cardón grande o pasacana tree cactus, es una cactácea columnar originaria de la prepuna altiplánica, encontrándose distribuida en el suroeste de Bolivia, norte de Chile y el noroeste de Argentina. Crece sobre suelos pedregoso-arenosos en zonas áridas y semiáridas, en altiplanicies y laderas rocosas, entre los 2.000 y 4.200 metros.

Este imponente cactus que puede alcanzar los 8 a 10 metros de altura con un diámetro de hasta 50 cm y tallos laterales en maza, ofrece flores comestibles que nacen en la cima de los tallos, son campanuladas y alcanzan los 15 cm de tamaño, se abren por la noche y permanecen abiertas no más de 48 horas. Sus carnosos frutos, también comestibles y conocidos como “pasacanas”, son de agradable sabor dulce, de color verde, recubiertos por escamas subuladas de cuyas axilas emergen abundantes pelos blancuzcos, y contienen numerosas y pequeñas semillas negras en su interior, que también son comestibles.

Especie de lento crecimiento en los primeros años de vida (1cm por año por los primeros 30 años) aunque se acelera en los siguientes (de 2 a 5 cm por año), es también muy longeva pues se han reportado ejemplares centenarios. Muy apreciada desde tiempos incaicos por ser prácticamente la única fruta y una de las pocas fuentes de leña en la región, los antiguos pobladores consumían tanto las flores como los frutos (también apetecida por mamíferos silvestres y por el ganado), mientras la parte lignificada de los tallos era utilizada en construcciones, para realizar puertas, muebles, accesorios, artesanías y objetos de uso común. Las duras espinas eran usadas en tareas de costura y para la elaboración de peines.

Su madera es aun utilizada como combustible de emergencia y como material de construcción, para carpintería y ebanistería. Sus tallos constituyen reservorios de agua y forraje para los animales y los frutos son consumidos para la preparación de la “yicta” o mordiente (seco, molido y calcinado) que ayuda a la insalivación al momento del acullico. También son consumidos con fines tanto alimenticios (por su aporte calórico y nutricional) como medicinales: la medicina natural les atribuye usos para el tratamiento de úlceras, alergias, fatiga, reumatismo y para aliviar la resaca alcohólica, entre otros. Además, están en investigación sus propiedades reductoras de colesterol y obesidad, y su acción preventiva en diabetes. Por su capacidad hidroreservante, su mucílago es un excelente rehidratante. También es un buen protector gástrico y mitiga la acidez estomacal.

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